miércoles, febrero 22, 2006

MI WEBLOG

sábado, mayo 07, 2005

TONY TAKITANI

Tony Takytani
Director: Jun Ichiwara
Intérpretes: Issey Ogata, Rie Miyazawa, Takahuni Shinohara, Hidetoshi Nishijima

SINOPSIS
Tony Takitani es un dibujante. Él mismo cuenta su vida, dominada por la soledad hasta que conoce a Eiko.

Contar más cosas del argumento daría una idea muy equivocada acerca de esta película que ha sido calificada como minimalista. Como tampoco creo mucho en este tipo de definiciones, yo no me atrevería a decir si es o no es minimalista, porque casi siempre el minimaliso lo es por contraste con eso otro que se puede llamar el barroquismo, o la abundancia, la redundancia o el adorno. A mí, como me suele suceder, me gustan las dos cosas y también las intermedias y creo que a menudo sus fronteras son difusas.
Últimamente algunas de mis ideas acerca del cine están cambiando. Espero que para bien. Casi siempre he pensado que una película ha de ser ante todo entretenida. Entretenido no quiere decir superficial, comercial, vulgar ni ninguna de esas cosas que a veces se asocian a lo entretenido. Chesterton decía que divertido no es lo contrario de serio, sino de aburrido. Yo estoy de acuerdo. No veo ninguna razón por la que uno deba aburrirse al ver una película o al leer un libro.
Ahora bien, eso del aburrimiento es muy subjetivo. Truffaut alababa a un crítico epatante que decía que una película ya era interesante por el mero hecho de ser mejicana. Yo pienso lo mismo del cine asiático, y probablemente también del africano (si es que he visto más de cinco películas africanas que no sean las del norte de África). Así que es casi imposible que una película asiática me aburra, a pesar de que son famosas por tener un ritmo más lento, cosa que quizá también habría que examinar, puesto que, en primer lugar, todas ellas están subtituladas y una película subtitulada siempre será más lenta que una doblada debido al esfuerzo de atención que requiere al espectador, que tiene que atender a imagen y a sonido, y al mismo tiempo leer, y al mismo tiempo no distraerse o abandonarse a la experiencia, para que no se le escapen los subtítulos o las imágenes.
Ahora bien, es posible que las películas asiáticas tengan un ritmo más lento y también es posible que algunas duren más de lo que debieran: este es una sensación que tengo en todas las películas, sean de donde sean: a casi todas les sobran al menos 20 minutos. Es casi imposible encontrar algo que nos resulte breve. Un defecto típico de las obras independientes, por ejemplo las piezas cortas de teatro, es también ese: que las cosas se alargan. Ser breve es realmente difícil, como demuestro yo ahora mismo con todo este rollo antes de volver a Toni Takitani.
Creo que en parte se debe a que lo breve se considera, como lo divertido o lo entretenido, poco serio. Si vamos al cine y la película dura una hora o cincuenta minutos parece como si no pudiese ser gran cosa. Eso es un error, pues muchas de las mejores cosas son breves, como los ensayos de Montaigne, muchos de los diálogos de Platón, los cuentos de Poe o de Bierce, algunos haikus japoneses brevísimos, o tantas canciones de tres minutos.
¿Y qué tiene que ver esto con Toni Takitani?
A ver si consigo explicarlo y unir los hilos de esta disquisición.
Toni Takitani está basada en un relato de uno de los autores japoneses más famosos de la actualidad: Haruki Morakami. Yo tengo uno de sus libros La caza del carnero salvaje, pero todavía no lo he leído. No sé si Toni Takitani es un libro o una novela, pero en la película un narrador va contando el relato como quien lee un libro y apenas de vez en cuando hay diálogos. Tal vez esos diálogos coinciden con los del relato de Haruki Morakami. No lo sé.
En la película las secuencis o escenas se suceden con un fundido a tonos grises desde el lado izquierdo de la pantalla, pero la sensación es como la de una tira que corre en horizontal. Creo que la intención del director es imitar el paso de las páginas por un lector y es posible, pero no lo sé, que cada vez que el lado izquierdo de la pantalla funde a gris y se desplaza hacia la siguiente escena coincida con un cambio de página en el libro. No lo sé.
En principio esta abundancia de voz en off no conviene a una película ("Resulta blando", brama el teórico McKee en Adaptation), pero Tony Takitani resulta hermosímima y muy intensa. Tal vez, es cierto, al final se hace un poco larga, a pesar de ser una película breve. Pero ya digo que eso es muy subjetivo, pues quienes vemos la pelñicula subtitulada no podemos seguir realmente lo que nos propone el director: leer la película como si una cinta o tira horizontal que contiene las escenas se desplazara ante nuestros ojos: nosotros estamos obligados constantemente a romper ese hermoso deslizamiento y bajar a leer los subtítulos.
Pero, sea larga o no Toni Takitani (y es una película breve en tiempo real, por cierto), ha sido un placer verla. Y sea larga o no cualquier otra película, sucede que el cine tiene un prolema que no tiene la literatura. Y a eso quería llegar.


Las películas se ven de principio a fin, ya duren una hora o tres. Las novelas y los ensayos no. Si un autor tuviese la obligación de conseguir que su lector leyera la obra entera de principio a fin, entonces Proust nunca habría escrito En buca del tiempo perdido, ni Cervantes Don Quijote de la Mancha, ni tantas grandes obras de la literatura o el ensayo.Eso limita mucho al cine, porque nadie en su sano juicio puede querer ver nueve horas seguidas de cine, como se podía hacer en la última jornada del Baff con una película filipina (aunque yo he estado en maratones de 24 horas no sé cuantas horas, tal vez 24).
Naturalmente, existe la televisión, que permite fraccionar una historia y hacer series tan buenas como Retorno a Bridshead o Arriba y abajo, compuestas de horas y horas.
Pero una película se tiene que ver de principio a fin. Eso parece razonable. Pero quizá no lo sea tanto. En eso es en lo que estoy cambiando de opinión. Ahora pienso que quizá, del mismo modo que uno deja una novela al final de un capítulo e incluso a veces en medio de un párrafo, para luego retomarlo, quizá lo mismo se podría hacer con el cine.
Se me dirá: "Ya, si eso ya se hace ahora: basta con ver las películas en la tele y parar cuando uno quiere".
Es cierto, pero también sucede que casi todas las películas vistas en la tele pierden muchísimo. Yo incluso he llegado a decir que ver una película por primera vez en televisión es como no haberla visto (quizá también acabaré cambiando de opinión en esto).

Así que si se pudiese hacer eso que se hace en la tele en el cine, la cosa resultaría interesante y quizá se abrirían nuevas posiblidades. Pero, claro, ¿cómo vamos a parar la proyección en un cine y reanudarla cuando nos dé la gana? Porque la gracia del asunto está en hacerlo cuando nos da la gana: cuando los anuncios cortan una película, casi siempre sucede cuando menos nos apetece que suceda esa interrupción.
Ahora bien, cada vez es más posible ver el cine en casa en pantallas cada vez más grandes, así que con el tiempo, podremos ver las películas cuando queramos como en un cine e interrumpirlas cuando queramos. Espero que eso no haga que se pierda esa otra experiencia hermosa qe es estar metido en una sala de cine con un montón de desconocidos.
Cnado eso sea posible (ya lo es, aunque caro), uno podrá ver las películas como quien lee un libro: algunas nos mantendrán en vilo y en vela de principio a final, otras las interrumpiremos para reanudarlas más tarde.
Pero todo esto tiene también relación con otra cosa que me interesa del previsible futuro del cine, pero lo contaré otro día y así no haré esto tan largo que tenga que ser interrumpido a la mitad.
Para volver a Tony Takitani, diré que me gustó mucho no sólo por esta idea de ver una película como quien lee un cuento, sino por los extraordinarios actores, por la hermosa contención de sus gestos y por la manera sobria en que trnscurre todo, a pesar de la tristeza que lo inunda todo también.

viernes, mayo 06, 2005

BUFFALO BOY

BUFFALO BOY, 2003
Director: Minhh Nguyen
Intérpretes: Le The Lu, Nguyen Thi Kieu Trinh, Kra Zan Sram

SINOPSIS BREVE.
En el sur de Vietnam, en la provincia de Ca-Mau, cuando llega la estación de las lluvias todos los prados se inundan y los búfalos no tienen pastos que comer. Por eso hay que llevarlo a lugares donde puedan comer hasta que el agua se retire y puedan regresar junto a sus propietarios. Algunos campesinos conducen ellos mismos sus bueyes, pero la mayoría se los entregan a unos pastores que se los llevan y los traen de vuelta. El protagonista, un muchacho que vive con su padre y su madre, se une a los pastores para llevar los bueyes a un lugar en el que puedan comer.

Los bueyes de esta película son esos cuernilargos impresionantes que hay en algunos lugares de Asia, que están tan acostumbrados al agua que incluso se les llama bueyes de agua.
El director MInhn Nguyen estudiaba Física en Francia, si no recuerdo mal, pero se decidió a presentar el guión a un concurso y de este modo llegó a hacer Buffalo Boy, que es su primera película.
Se basó en relatos del libro El aroma de los bosques de Ca-Mau, de Son Nam.
La película es impresionante, con todos esos bueyes avanzando por el agua "hasta oscurecer el cielo", las casas anegadas y otras que se alzan como palafitos casi oceánicos y toda esa gente viviendo allí. Además, la historia concreta es muy interesante y está muy bien contada.
Mihn Nguyen está tan seguro de lo que está contando que no cae en los errores típicos de los directores noveles, que no suelen confiar en su historia y la llenan de efectismo, intentando mostrar todo lo que saben hacer. Creo que eso le sucede al director de Survive Style, que es una película que tiene muchas cosas interesantes pero que pierde mucho, creo yo, por su deseo de deslumbrar con recursos técnicos y narrativos llamativos y sorprendentes.
Pero la historia de Buffalo Boy, el lugar, la situación y los personajes son tan interesantes que no hace falta más adorno. Es por eso que Mihn Nguyen no necesita aludir a simbolismos o significados complejos, excepto el evidente y hermoso del agua que aquí es fuente de vida pero también de muerte y podredumbre. La realidad fortísima de la película se impone y se muestra con tanta claridad y maestría, que no hace falta más.
Los personajes también son extraordinarios, especialmente el chico protagonista, su padre y el jefe de los pastores-bandidos, que yo recuerde ahora. En fin, auqnue yo no suelo señalar los defectos (ver la entrada anterior), excepto cuando tienen que ver claramente con algo que viene a cuento, si en Buffalo Boy no señalo defectos no es por eso, sino porque no recuerdo haber visto ninguno. Es una de esas películas que, además de su valor como película, tiene un valor añadido como experiencia vital y como aprendizaje.

jueves, mayo 05, 2005

PASSAGES

PASSAGES (Lu Cheng).
Dir: Yang Chao.
China, 2004.

SINOPSIS BREVE
Una pareja de estudiantes que viven en el campo deciden abandonar las clases y viajar a la gran ciudad donde esperan ganar un dinero fácil vendiendo unas setas mágicas de las que se cuenta pueden resucitar a los muertos.

El director de Passages presentó ayer su propia película. "Esta es uan película muy lenta", dijo, "así que seguro que muchos de vosotros os vais a dormir..."
"... pero os advierto que yo me voy a sentar ahí atrás para vigilar a los que se duerman".
Sin embargo, después la película no era tan lenta. Claro, era lenta en comparación con casi todo el cine actual de Hollywood y lenta comparada con las películas proyectadas en televisión: las copias para televisión son más rápidas que las que se proyectan en los cines. Pero tenía un ritmo muy adecuado en mi opinión.
El director, Yang Chao, que tenía mucho sentido del humor, sin embargo parecía un poco frustrado porque no había podido estrenar todavía su película en China. Según dijo, allí hay dos censuras o controles: la del gobierno o la censura oficial, y la de los criterios comerciales.
Muchas de las películas chinas actuales son estilo Hollywood, y parece que en la propia China es difícil estrenar algo que escape a esos esquemas. Lo terrible del asunto es que ahora que el cine estadounidense ha machacado casi todas las cinematografías mundiales gracias al control de la producción-distribución-exhibición, resulta que es el peor cine americano que nunca ha habido. Si lo hubiese hecho en su buena época, pero ahora...
En fn, que Yang Chao dijo haber aprendido la lección y aseguró que su próxima película sería mucho más comercial y que la falta absoluta de sexo en Passages sería compensada ("Seréis recompensados por aguantar esta") con un montón de sexo.
En las preguntas posteriores contó algunas cosas interesantes acerca de China. Dijo que confiaba en la mujer china, porque lo que era el hombre chino no se podía confiar en nada bueno que procediese de él para el futuro. Su película, dijo, era una defensa de esa tesis: de que el futuro de China depende de sus mujeres.
Me gustó mucho la película, pero no entendí del todo su tesis, porque él decía que el personaje al que la película apoyaba era la mujer, pero a mí me da la impresión de que quien queda mejor parado era el hombre y que los motivos de la mujer parecían, a partir de cierto momento, no nacer del amor, sino de una especie de tozudez irrazonable.

(Contaré más cosas de Pasagges cuando reinicie mi weblog la semana que viene)

miércoles, mayo 04, 2005

Truffaut y la crítica

A mí me cuesta mucho hacer críticas de películas porque no se me ocurre nada que decir que suene definitivo. Ya he dicho alguna vez que no estoy en contra del análisis: me gusta el análisis y la síntesis, pero que sí me cansa mucho dictaminar, juzgar si algo es bueno o malo y sobre todo despreciar lo que no me gusta. Porque no creo que mi criterio ni mi opinión sea más válida que la de cualquier otro. ¿Que algo no me gusta? No hay problema en decirlo. Pero de ahí a igualar lo que no me gusta con la categoría "malo" va un trecho muy largo.
Veo que algo no me gusta y veo también que, sin embargo, sí le gusta a otras personas. Si rápidamente dictamino que esa cosa es mala, eso parece indicar que también esas personas son tontas por no darse cuenta. No estoy tan seguro de mí mismo como para considerar alegremente que quienes no tienen mis mismos gustos son estúpidos, así que modero mi juicio crítico. Por otra parte, ¿es realmente importante mi dictamen acerca de un libro o una película? Por supuesto que no. Uno no está obligado a dar siempre una buena conclusión o expresar un juicio categórico. ¡Qué fatiga! Y después, ¿para qué? Si dentro de cinco años nosotros mismos habremos cambiado de opinión y ya no nos gusará alhgo que nos gustaba hoy o empezará a gustarnos algo que detestábamos. Eric Rohmer decía que cuando era un crítico de la nouvelle vague atacó Monsieur Verdoux de Chaplin, pero que ahora le parecía una obra maestra. Así que seguramente se podía haber ahorrado la virulencia de antaño. Cualquiera que hubiese leído aquella crítica pensaría, si tenía respeto por la opinión de Rohmer, que no merecía la pena ver Monsieur Verdoux. O, lo que es más probable, entraría en la sala a ver Monsieur Verdoux con la opinión ya casi formada, porque resulta difícil apreciar algo si te ha dicho antes alguien, al que consideras inteligente, que no vale nada.
Ya he escrito sobre este asunto varias veces. Por ejemplo, a propósito de un delicioso texto de Musil (Un principio de la más excelsa crítica). Creo que es mejor pecar por exceso de halago que de desprecio. Es mejor decir que algo te parece delicioso y que después a otro no se lo parezca, que a la inversa. Ahora me ha sorprendido leer en una entrevista a Truffaut que él opinaba, al menos en 1981, lo mismo que yo: "Creo que al examinar el trabajo de otro, habría que abstraerse, aceptar el sistema elegido por el otro, intentar entrar en su juego y no comentar sino lo que nos gusta". Que un director y crítico diga esto, me parece excelente. En cualquier película, en cualquier libro hay montones de cosas que chocan con nuestra manera de pensar, con las ideas que tenemos acerca de cómo debe ser una pelicula o un libro. En cuanto encontramos uno de estos detallitos, nos cargamos la pelicula entera. Pero las películas, los libros o cualquier creación artística no se hacen para complacer nuestros criterios acerca de la forma o la estética, sino que nos proponen, como dice Truffaut, un juego. Y casi siempre depende de nosotros jugar o no a ese juego. Si desde el principio somos reticentes a jugar, no vale la pena que nos gastemos dinero en comprar la entrada del cine. Me parece que, como decía Oscar Wilde, a la obra de arte hay que entregarse, rendirse, dejarse que te domine y te posea. Y después, si se quiere, también se puede opinar, por supuesto. Opinar es también un entretenimiento delicioso. Pero ha de haber una rendición previa, una suspensión temporal del juicio crítico. Yo creo que muchos se saltan la fase previa y van directamente al análisis, incluso antes de ver lo que van a analizar.

lunes, mayo 02, 2005

BAFF cine sin fin y la política de los autores

En el BAFF (Barcelona Assian Film Festival) de este año se proyectan más de 40 películas y más de 20 documentales. Dura poco más de una semana. Así que es imposible verlo todo. Como mucho 27 o 30 películas, si viera tres cada día (que es lo que hago, por cierto).
Pero también sucede, como dice mi amga Alicia, que ver tanto cine seguido es algo parecido al efecto Stendhal: el mareo físico o espiritual que sufren quienes ven en Florencia demasiadas cosas bellas juntas. Hace poco lo sufrí en Roma, donde me sentí incapaz de ver la Capilla Sixtina, porque ya no podía asimilar tantas cosas bellas juntas. Y después dicen que la belleza no existe. Lo siento por quienes no son capaces de percibirla o tal vez yo sea un enfermo por encontrar tanta tan fácilmente. Divina enfermedad.
Pero es cierto, que cuando veo una película que me gusta mucho no suelo tener ganas de ver otra, porque sé que eso hará que no pueda paladear el regusto de lo que acabo de ver. Pero con el Baff hago una excepción y caigo en la glotonería.
Ayer me decía Iván, mi padre, que él tiene sentimientos encontrados respecto al cine asiático: unas le gustan, otras no, e inluso algunas películas de un director le gustan y otras del mismo director no. Claro eso es lo razonable, le dije. Pero es cierto, como él me recordó que la política de los autores defendida por Truffaut decía que cualquier pelicula de un buen director, por mala que fuera, era más interesante que la mejor película de un mal director. Yo no estoy de acuerdo con eso. Es cierto que hay directores especialmente interesantes, pero eso no garantiza que todas sus películas sean interesantes. Topaz y Cortina Rasgada, de Hitchcock a mí no me interesan nada (aunque quizá sea culpa mía) y prefiero casi cualquier otra película de un director mediocre. Creo que la opinión de Truffaut es un abuso de la estadística: que un autor sea interesante en el 80% de lo que hace no significa que lo sea siempre (ni siquiera Shakespeare se libró de escribir alguna cosa bastante floja, como Los dos hidalgos de Verona, tal vez). Si fuera tan fácil ser siempre interesante, los autores no se romperían la cabeza pensando qué diablos hacer o sufriendo terribles bloqueos . Todo el mundo está expuesto a hacer alguna vez algo mal, regular o poco interesante, sobre todo en el cine, donde se depende de tantas cosas: el dinero, el guión, los actores.

Continuará...

viernes, abril 29, 2005

Días de cine en Barcelona (Baff 2005)

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Este es mi weblog provisional mientras dure el BAFF (Barcelona Assian Film Festival).
Mi página web está temporalmente fuera de servicio, no sé por qué, pero espero arreglarlo pronto.